Introducción al objeto del deseo. La mediación fálica del deseo. El mensaje de la tosecilla.

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Reseña de la clase impartida por Xavier Esqué


David Sevilla

 

Reseña de la presentación de Xavier Esque de los capítulos 6 al 8 del Seminario 6 de Jacques Lacan: El deseo y su interpretación, en el Seminario del Campo Freudiano en Granada el 19 de diciembre de 2015.
 
INTRODUCCIÓN

Para esta tercera sesión del Seminario 6, contamos con la presencia de Xavier Esque, cuya ponencia giró en torno a los capítulos 6,7 y 8 de dicho seminario. Para orientar dicha presentación, planteó cuatro puntos sobre los que articuló la exposición. Estos puntos son:
Los tres niveles de la interpretación del sueño.

La mediación fálica del deseo.
Fantasma “pegan a un niño”.
El mensaje de la tosecilla.

Antes de comenzar, Xavier nos pone en antecedentes sobre el momento teórico en el que se sitúa Lacan con respecto al grafo del deseo. La construcción del grafo, surge del intento de Lacan de abordar el inconsciente a partir de la función del significante, dando cuenta de que las formaciones del inconsciente responden a las leyes del significante y que apuntan a una verdad reprimida, una verdad reprimida que es la verdad les deseo inconsciente.

La cuestión central en este seminario para Xavier es  la siguiente: una vez la estructura del lenguaje es reconocida en el inconsciente, ¿qué sujeto le podemos concebir? Esto implica pensar la relación del sujeto con el deseo y por tanto la pregunta es ¿dónde situar el deseo en relación a un sujeto definido por su articulación significante?, esa será la pregunta que recorra todo el seminario.

1. LOS TRES NIVELES DE LA INTERPRETACIÓN DEL SUEÑO.

Lacan retoma en los capítulos 6 y 7, la interpretación del grafo del deseo a partir del sueño del “padre muerto” del que ya había hablado en los capítulos anteriores. Xavier nos introduce brevemente la descripción del sueño y las notas de Freud sobre el mismo, además nos recuerda que la tesis central de Freud sobre los sueños es que el fundamento del sueño es un deseo. Ahora bien, cuando tenemos en cuenta el sueño que nos cuenta un paciente en análisis, incluimos también su relato. Esto Lacan lo va a considerar básico, fundamental y el relato del sueño son todos los relatos acerca del mismo, todas las anotaciones al margen del texto de un sueño. Los más mínimos detalles, las impresiones, todas las asociaciones que un sueño genera, todo ello, forma parte del texto del sueño, todo ello forma parte de los pensamientos latentes del sueño, y eso es así porque como señala Lacan en la página 161 el inconsciente para Lacan no está en el fondo de una bolsa psíquica, el inconsciente no está en el fondo de un saco del que hay que ir extrayendo las cosas, extrayendo lo reprimido si no que el inconsciente, dice Lacan en este punto, se encuentra en las latencias del discurso. Y es de ese modo que el sueño es la vía regía, es el camino real hacia el inconsciente y esto es así, hasta tal punto que a veces un único sueño puede llegar a mostrar todos los elementos del fantasma fundamental del sujeto y así es por ejemplo en el caso del hombre de los lobos donde en el sueño del hombre de los lobos está todo.

En el sueño del padre muerto tenemos por tanto los tres niveles; el nivel del enunciado, línea inferior del grafo dónde encontramos el estado de muerte del padre “él estaba muerto”, en la línea superior, que es la del inconsciente, tenemos “él no sabía” y en el tercer nivel que se sitúa entre la línea que va del deseo al fantasma, dónde se encuentra el significante elidido, “según su anhelo”. Es aquí donde encontramos la interpretación, antes lo que tenemos es que el padre estaba muerto y que él no lo sabía y eso en el texto del sueño, el sujeto dice que está tomado, que está preso de un gran dolor.  Entonces tenemos que el padre estaba muerto y él no lo sabía y que el sujeto sentía un afecto de dolor. La interpretación lo que produce es sacar a ese sujeto de esa representación de tal como se presenta como un afecto de dolor para apuntar a su falta en ser. ¿Por qué? Porque precisamente la interpretación lo que ha hecho es poner en juego su deseo, ha apuntado este según su anhelo, ha apuntado a su deseo, la interpretación ha puesto en la palestra su deseo.

La interpretación pone de relieve lo absurdo de este dolor, ya que está motivado según el relato del sueño en la ignorancia del otro. El sujeto se carga con el dolor haciendo recaer sobre éste lo que él no sabe, o sea su propia ignorancia, la de él, la del sujeto. Este él no sabía pone en el relato del sueño respecto al padre, Lacan va a decir que es suya, es él que no sabe, el que no quiere saber. Esto implica que el sueño es una defensa es una protección ¿ante qué? Lacan dice que el sujeto se protege de enfrentarse a eso de lo cual la presencia del padre lo protegía y ahí aparece la significación de la castración, lo protegía de la castración. Asumir la castración es lo que se pone en juego al final del análisis, por lo menos al final del análisis freudiano, que era la asunción de la castración, esta  hay que concebirla como una conquista del análisis y aun así sabemos que no hay asunción sin resto, nos recuerda Xavier.

En relación a la clínica, Lacan dice que el neurótico queda muy lejos de la castración, el neurótico no quiere saber nada de la castración, queda muy lejos del S de A tachado. ¿Por qué queda lejos? porque el neurótico se encuentra protegido de la castración por el fantasma, el fantasma lo protege de la castración, es su defensa, es su escudo es su pantalla, y por tanto el significante de la falta en el otro, porque la castración es la falta en el significante del otro.

Para concluir este punto, Xavier nos recuerda la indicación que da Lacan sobre la interpretación, nunca dar una respuesta precipitada, nunca dar una respuesta prematura sobre cuál es el deseo que hay en juego ¿Por qué?, porque si nos precipitamos damos, dice Lacan, la ocasión al sujeto evitar entrar en la estructura fundamental que hace del objeto del deseo el soporte de una metonimia esencial. Por tanto, debemos evitar que la interpretación aplaste el deseo.

2. MEDIACIÓN FÁLICA DEL DESEO.

El deseo entonces es una X, una X capturada en la red significante, la meta de un análisis es restituir el deseo en el discurso. Interpretar el deseo, es restituir aquello a lo que el sujeto no puede acceder por sí solo, pero como ya hemos apuntado antes, la restauración de estos significantes reprimidos no dicen pura y simplemente el deseo ¿por qué?, una vez más el deseo es incompatible con la palabra, el deseo por ser metonímico siempre hay fugas, siempre escapa pero lo que si articula a los significantes reprimidos es la demanda.
El deseo se instituye y se fija en relación al fantasma. Si el  deseo como comentó Xavier con anterioridad, se sitúa entre los dos pisos, entre el piso del enunciado y la enunciación la línea de discurso yoico y la línea del inconsciente; el fantasmas también está entre los dos, el fantasma es la relación de un sujeto con el objeto. Un objeto, va a decir Lacan, que tiene un valor electivo ¿qué significa un valor electivo? Significa un valor otorgado por una elección, y por eso hablamos de elección de objeto, y la estructura del fantasma proporciona cierta fijación del sujeto respecto al objeto, es decir que el fantasma sostiene, tiene una función de sostén, al sujeto dividido, desvanecido frente al objeto.


Este desvanecimiento frente al objeto, término que Jones, al que hace referencia Lacan en el texto, denominó afánisis, la observación de Jones es que los sujetos al acercarse al complejo de castración experimentaban un temor a la desaparición del deseo que llamó afánisis. Y con ello plateó la castración como una simbolización de la pérdida del deseo. Lacan dice, hay que tomar las cosas justamente al revés no hay que sustancializar el temor a la castración y lo que dice es que, el miedo a la afánisis, a la desaparición del deseo en los sujetos neuróticos, debe explicarse dentro de la perspectiva de una articulación insuficiente del complejo de castración y vuelve a utilizar el significante forclusión, vuelve a decir incluso de una forclusión parcial del complejo de castración. Lo que descubrió Freud  y Lacan está de acuerdo con esta posición, es la simetría de los sexos en relación al significante fálico. Se trata de la dialéctica del ser y del tener el falo y lo primero que hay que tener claro en esta cuestión del falo es, que no se puede serlo y tenerlo a la vez. La dialéctica del ser y del tener implica eso, no se puede ser el falo y  tenerlo a la vez. Mientras que para el hombre, en este momento de la enseñanza, si lo tiene, no puede serlo,  para la mujer, lo que se plantea es, ella es el falo sin tenerlo. Lo que da a la posición femenina su trascendencia.


Xavier nos recuerda que  el psicoanálisis nos enseña que el deseo de vivir se pone en juego en la vivencia subjetiva de cada uno, de cada sujeto y que este cuenta mucho,  hasta el punto que hay un impulso vital es propio del deseo, el sujeto humano en cierta manera teme que le falte y es por eso que el sujeto humano teme también satisfacer su deseo. Pero añade otra razón, el sujeto humano teme satisfacer su deseo también fundamentalmente porque cuando está a punto de satisfacerlo aparece otro temor también que es teme que la satisfacción del deseo en lo sucesivo lo haga dependiente del otro que lo satisface. Esto apunta directamente al fantasma, esta dependencia del otro es el modo en el que se presenta en el fantasma lo que el sujeto teme, lo que lo hace apartarse de la satisfacción del deseo.


3. FANTASMA “PEGAN A UN NIÑO”.


En este punto Xavier nos trató de mostrar, por qué el fantasma se suspende al deseo, para ello utilizará de nuevo una referencia de los textos freudianos, en este caso “pegan a un niño” ya que para Lacan será el más elemental de los fantasmas.


Como sabemos tenemos tres tiempos, en el primero, “el padre pega a un niño”, un  niño que yo odio, desvalorizado, privado de amor, en el segundo tiempo, “yo soy pegado por el padre” el niño pegado es el que fantasea la escena, y él experimenta además un gran placer, de ahí que sea considerada esta, la fórmula del masoquismo primordial. Para todo fantasma hay una escena, en esta fase, la del masoquismo primordial, es la representación por parte del sujeto de una serie de experiencias imaginadas cuyo limite radica en que él es pura y simplemente tratado como un objeto, como una cosa, como algo con lo que se comercia, se vende, se maltrata, se anula toda posibilidad de captarse como libre, como autónomo.


En la tercera fase, el niño encuentra un equilibrio, aquí la frase es “se pega a un niño” , aquí no está muy claro  quién  pega, pero el niño que fantasea la escena tampoco está muy claro donde está, tiene una posición oscilante. Sabemos que está presente aun cuando el niño pegado eso otro porque es el guionista del fantasma, es el productor y Lacan lo que va a señalar en este punto es que el fantasma sirve precisamente de soporte del deseo en la realización masturbatoria. el afecto recae sobre la imagen fantaseada del partenaire y el sujeto, va a decir Lacan, ¿dónde está el sujeto?, ni el niño ni el partenaire, está entre ambos. Pero en verdad, dice Lacan, el sujeto es el instrumento empleado para golpear. Si antes el sujeto era el dolor aquí es el instrumento.


Xavier nos recuerda que estamos en los primeros esbozos del fantasma y que no será hasta el seminario XIV que la teoría quede desplegada. A continuación hará una referencia las tres vertientes del fantasma, a saber,  imaginaria (las fantasías que el sujeto se construye para obtener placer; simbólica  (donde tenemos la frase del fantasma, en el ejemplo anterior, “pegan a un niño” puede transformarse en mi padre, en el partenaire…); y real dónde se pide al otro que responda en términos de pulsión y es así como el sujeto toma función de objeto en el fantasma. La pregunta ¿qué quiere el otro? siempre puede despertar la angustia del sujeto. La respuesta fantasmática será “quiere tal cosa”.


4. MENSAJE DE LA TOSECILLA.


Para este apartado Xavier nos introduce en el paciente de Ella Sharpe, caso al que Lacan dedicará 5 capítulos de su seminario 6, de ahí que Xavier nos ponga en aviso de la importancia  que da Lacan a dicho texto. Puesto que el capítulo 8 es introductorio, Xavier decidió centrarse en la parte correspondiente a la tosecilla.


Sin entrar a comentar el texto, hay algo que  el sujeto presenta que va a llamar la atención del analista y que es, que desde hace un tiempo, el paciente antes de entrar a la consulta emite dice la más discreta de las toses. Esta tos, mientras la analista piensa que no debe interpretarse, Lacan opina lo contrario, dice, esa tosecita es un mensaje y tiene una dimensión por tanto simbólica y significante es decir que pertenece al registro de lo vocal. Posteriormente, para sorpresa del analista esta tos es llevada a sesión por el propio paciente y el paciente dice “estuve pensando en esa tosecita” y cuenta que es una tos que no puede controlar y que eso lo irrita mucho y se pregunta el mismo paciente por su sentido. Al preguntar la analista sobre la significación de la misma, el paciente hace cuatro asociaciones:  una evoca la idea de dos amantes juntos; dos el rechazo de una fantasía sexual concerniente al analista; tres fantasma de encontrarse donde no debería estar y de ladrar como un perro; y cuatro evocación del recuerdo de masturbar un perro. Dichas asociaciones están relacionadas a un sueño que el paciente relata posteriormente, de ahí que Lacan concluya que efectivamente la tos es un mensaje para la analista. Dicha tos, no deja de ser un interrogante sobre el otro, y plantear dicha cuestión demuestra que el paciente está en análisis. Decir, “qué quiere el otro de mi” lleva al segundo vector del grafo del deseo, allí donde se sítúa el psicoanálisis.


Lacan señala que no es eso lo más importante, que la clave está en el tercero que se acerca, el tercero que se las arregla para incomodar, en la tos, en el sueño, en el recuerdo infantil...  Por tanto lo que va a decir Lacan, es no es una cuestión de dos sino de tres. Cuando el tercero está afuera hay dos que están juntos, cuando el tercero entra dos se separan, en realidad lo que tienen que retener, nos recuerda Xavier, es que él mismo está incluido en la pareja de amantes como muestra la escena del perro masturbándose contra su pierna.


Finalmente ¿qué nos dice el sujeto? Que son cosas que él no pensaría de la analista y sin embargo, ahí están, por eso la crítica de Lacan, el sujeto no quiere saber de la castración del otro,  del analista, la cual no perturba suficientemente la defensa.

 

David Sevilla