Introducción a la cuestión de las psicosis. La significación del delirio. El Otro y la psicosis. Vengo del fiambrero.

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Reseña de la clase impartida por Isabelle Durand


Alejandro Martínez


Reseña de la presentación de Isabelle Durán sobre los capítulos 1 al  4 del Seminario de Jacques Lacan: “Las psicosis” en el Seminario del Campo Freudiano de Granada el 22 de Octubre de 2016.



La orientación que Lacan va a construir en este seminario es la del Nombre del Padre, y su forclusión, como mecanismo específico de las psicosis. El Nombre del Padre como significante que permita un cribaje entre neurosis y psicosis, distinción desde la estructura y no desde los fenómenos. Se posicionará en contra de la psiquiatría de la época respecto a la causalidad organicista de la locura, y propondrá para abordarla la vía de la significación y por tanto del significante.

Lacan toma partido de no retroceder ante las psicosis y utilizar los instrumentos del psicoanálisis para ubicarla en el registro del sentido, dirá que la locura no podrá ser separada de su significación, del lenguaje. Parte de la doctrina freudiana que ponía el foco en la paranoia, e indica  como Freud diferenció entre neurosis obsesiva y paranoia en torno a la diferencia del reproche fundamental. En la paranoia es expulsado y puesto en el otro, mientras que en la neurosis es reprimido y orientado hacia uno mismo.

Reconoce un gran valor a las observaciones de Clérambault respecto a los mecanismos del Automatismo Mental, y a su visión discontinuista, el punto de ruptura que introduce la irrupción de la psicosis. Por otro lado, critica fuertemente a Jaspers y su noción de comprensibilidad. Comprender es identificarse y por tanto nos ubica en el registro imaginario, es un tapón que se pone en el agujero de lo más singular de un sujeto. Lo ilustra con el ejemplo del niño que recibe la bofetada y llora. La noción de comprensión descuida las diferentes maneras de responder ante una bofetada, los diferentes significados que pueden venir a alojarse en un significante. Entre estos dos términos no hay una relación de causa-efecto, sino que entre ellos se entromete la interpretación, una hiancia donde el sujeto puede emerger, un margen de elección para dar significación, para asumir o no una causa. Esto nos introduce en la problemática de la posición primera respecto al goce.

Con el ejemplo del auto rojo, Lacan describe el fenómeno psicótico como la emergencia en la realidad de una signifcación anodina, anodina porque no se puede conectar con nada. La emergencia de algo que tiene que ver con uno pero de lo que no se sabe qué quiere decir. Habría un fenómeno de ruptura entre el significante y la significación. Cuando hay forclusión del Nombre del Padre aparece un vacío enigmático, y en la misma medida, una certeza absoluta de que significa algo.

El texto de la “negación” de Freud permite entender cómo emerge el sujeto, una posición subjetiva muy temprana que pasa por un juicio. Distingue entre juicio de atribución y juicio de existencia, y sitúa primero la atribución, a través de la cual el sujeto se va a constituir y va a constituir su realidad. Consiste en diferenciar de mí el objeto como algo bueno que va a ser incorporado, o como algo malo que va a ser expulsado. Sobre esta atribución se fundaría el juicio de existencia, que comporta una simbolización primordial.

Lacan opone la forclusión en el sentido de una expulsión radical en lo simbólico, a la simbolización primordial, y utilizará para teorizar el ejemplo de Freud del hombre de los lobos y su alucinación infantil de haber perdido un dedo. Según Freud ésta manifestaba la dificultad del sujeto para simbolizar la castración, un no querer saber nada respecto a eso. No en el sentido de la represión, sino del rechazo radical, pues la represión es la supresión de algo que primero se aceptó. Lo que Lacan llama forclusión del Nombre del Padre habla de la ausencia de una afirmación primera de este  significante. Hace falta que lo real haya sido previamente simbolizado para que pueda ser negado. Dirá también que la forclusión no es algo observable, se aprecian sus manifestaciones, el retorno en lo real de lo no simbolizado, como se ve en el ejemplo de la alucinación del hombre de los lobos.

El paso que da Lacan, por tanto, en este seminario, es definir el fenómeno psicótico a través de la estructura del lenguaje. La existencia de un significante que tiene una función formadora, hizo del Nombre del Padre algo fundamental del orden de la presencia o ausencia, como una línea divisoria entre neurosis y psicosis, y su forclusión como el mecanismo específico  que opera en esta última. A través del caso Schreber va a ejemplificar la experiencia psicótica como el fracaso de la metáfora paterna  Esta construcción teórica muestra la psicosis como una estructura del lado del déficit, que es algo que irá modificando Lacan a lo largo de su enseñanza.

Pero éste no es sólo un seminario sobre las psicosis, más allá está en juego la constitución del sujeto mismo y los mecanismos que nos permiten ver cómo emerge. Mecanismos en los que la cuestión del determinismo psíquico inconsciente se articula junto con el margen de libertad, de decisión, a la hora de asumir una posición. Se restituye así la responsabilidad subjetiva del sujeto, pues no hay psicoanálisis posible para un sujeto si éste no cree tener nada que ver con su síntoma.

Alejandro Martínez