Paradojas del acto psicoanalítico. Génesis lógica del plus-de-gozar. Del uno-en-más. La arrebatadora ignominia de la hommelle.
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Paradojas del acto psicoanalítico. Génesis lógica del plus-de-gozar. Del uno-en-más. La arrebatadora ignominia de la hommelle.

Paradojas del acto psicoanalítico
Génesis lógica del plus-de-gozar
Del uno-en-más
La arrebatadora ignominia de la hommelle

Reseña de la clase impartida por Manuel Fernández Blanco


Luis Iglesias


Reseña de la presentación de MANUEL FERNÁNDEZ BLANCO sobre los capítulos finales  22, 23 y 24 del Seminario 16 de Jacques Lacan: De un Otro al otro, en el Seminario del Campo Freudiano en Granada el 30 de mayo de 2015.

Siendo como era la última presentación del curso, Manuel  Fdez  Blanco recalcó la importancia de una última mirada comprensiva al conjunto de todo el Seminario 16 de Lacan.

¿Cuál es la estructura de lo que se intenta resolver en este momento? El significante de A barrado (el Otro tachado), es la estructura a secas. Para Lacan sus letritas (A, a, S, $, S1, S2) son el álgebra que le permiten trabajar en una estructura agujereada.

Es el objeto a en su doble vertiente: a) como equivalente al agujero a nivel del Otro. b) en su modo de plus-de-gozar, donde el agujero da forma al goce informe en su inclusión en el Otro; el que nos permite esclarecer de que otro hablamos cuando repetimos  el título del Seminario de Lacan: “De un Otro al otro”. Si el primer Otro, el escrito con mayúscula, es lugar de la verdad, tesoro de los significantes, adalid de lo simbólico; el segundo otro, el escrito con minúscula, es el objeto a. Un objeto a que pasará de tener consistencia biológica a consistencia lógica a lo largo del Seminario.

En un recorrido de lo plural a lo singular nos vamos encontrando con algunos momentos cruciales en la construcción teórica de este Seminario.

La inconsistencia del Otro. Pasamos de un Otro incompleto al que siempre le puede faltar algún elemento (-1) a un Otro inconsistente por estructura S(A/), un Otro desfalleciente, tamizado por el teorema de Gödell. Desde la incompletud del Otro, transitamos por su inconsistencia hasta llegar a su inexistencia.

Logificar el como la pulsión entra en el Otro. Ante la inconsistencia del Otro, en esa oposición entre goce y Otro, el que consigue dar forma al goce es el plus-de-gozar, es el que introduce el goce a la contabilidad, el que lo puede hacer aparecer como escritura. Es en el cuerpo en la medida que lo percibimos separado del  goce (en el trauma) donde se encarna la función del Otro. Hay algo posible de amoldar (en-formar) en ese cuerpo vaciado, por funcionar como significante: el objeto a.

La repetición de goce. De Lacan conocíamos la repetición significante, es en este Seminario donde comienza a fundar una repetición de goce (que resumirá en el Seminario siguiente, el 17). Tenemos entonces una repetición significante y una repetición de goce. Lacan recurre a la serie de Fibonacci para indicar un fenómeno de repetición que incluye una regla significante y simultáneamente la repetición de un elemento diferente que tiende a un límite. Lacan comienza la serie con el uno (pero se puede comenzar con cualquier cifra). Tenemos el primer uno (1) 1, 2, 3, 5, 8 …, tenemos el comienzo de una serie en la que todos los términos están determinados, el tercero es resultado de la suma de los dos precedentes hasta el final. En la serie el primer uno es como la introducción del cero y en el desarrollo de la serie cada vez nos acercamos más a una constante (que tiende a un límite) la razón aurea, conocido número irracional. Para Lacan el fenómeno de repetición incluye una regla significante y un resto.

El objeto pasa a ser calculable, aunque nunca colma el vacío.

a=1/16=0,6… (la función del resto)            a=1/1+a

A partir del rasgo unario siempre se desprende una constante que es a. El rasgo unario se desdobla en el plus-de-gozar y en un efecto de perdida, como el número de oro que se desdobla en una repetición y un resto. Debemos tener en cuenta que el plus-de-gozar no elimina la castración.

Hay tres momentos en los que Lacan presta especial atención a la repetición:

El Seminario 2, “El yo en la teoría de Freud y en la técnica psicoanalítica”. Donde la repetición es especialmente tratada bajo la forma de la insistencia significante y de la deuda simbólica.

El Seminario 11, “Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis”. En el que además de ser uno de los cuatro conceptos, tiene especial presencia bajo el concepto de automaton.

El Seminario 16, “De un Otro al otro”, el que nos interesa, donde la repetición aparece bajo la forma de repetición del plus-de-gozar.

Después de remarcar los temas que más le llamaban la atención del Seminario 16 y tras hacer un pequeño inciso sobre la presciencia de Lacan al hablarnos ya en el lejano año 1968 de la absolutización del mercado, que podemos considerar como uno de los nombres de la actual globalización, Manuel Fdez Blanco pasa a comentar los últimos capítulos del Seminario.

Nombrar la intervención analítica como acto psicoanalítico le permite a Lacan poner todo el peso en la lógica del acto. Acto que apunta al objeto a, objeto que figura ese año en el título de su seminario:  “De un Otro al otro”. Situar el objeto a en el campo de la apuesta de Pascal en un cierto juego de palabras: enjeu (apuesta), en-je (en yo), l’a-je (el a-yo), en un acto donde el je adviene y ese acto produce un efecto de sujeto.

Hay Otro, el “De un Otro…”, en su estructura original, el del dios de los filósofos, la sede de aquel que habla, donde todo se sostiene por el principio de la razón suficiente, lo que basta para poner en el horizonte al Otro, el que sabe. De su dialéctica con el Otro del dios de los judíos, el que dijo Yo soy lo que soy, que no significa que sea el único, sino que, allí donde está no hay otro, nos lleva a la disyunción entre saber y verdad.

El sujeto (neurótico) procura saber, mediante la asociación libre y la aparición del sujeto supuesto saber (Sss) que es el Otro del saber. El saber produce al objeto y éste sustituye a la castración como causa. Desdoblamos  al objeto en verdad y sustancia (de goce) y al sujeto supuesto saber en verdad y goce. ¿Quién necesita saber la verdad? Aquellos a los que el saber molesta, los neuróticos.

Fdez-Blanco nos da alguna indicación técnica en referencia  a la transferencia y la repetición: la repetición se interpreta, la transferencia no. Interpretar la transferencia (contratransferencia) es una maniobra perversa donde colocamos el goce en el Otro. Lo interpretable en análisis es la presencia del analista. En la transferencia encontramos una parte epistémica y otra de goce ya que el analizante goza de ella. El analista cumple el papel de la pulsión: retraumatizar al sujeto. El corte va a utilizar la transferencia para poner en acto lo que la repetición evita (bordea). No hay que añadir sentido, el corte es utilizar la transferencia contra la repetición.
Ante la presentación de lo real debemos saber que lo real no se interpreta, lo real se produce. La repetición oculta, vela lo pulsional, el inconsciente verdad. Interpretar la transferencia produce un acting out.

Para el neurótico el saber es el goce del sujeto supuesto saber, por eso es incapaz de sublimar. La sublimación es lo propio de quien sabe contornear el objeto a.

Es a través de la teoría de conjuntos, nos dice Fdez-Blanco, que Lacan introduce como conviene el estatuto lógico de “el Otro”, con el artículo definido, que adquiere un valor destacado no por ser el Otro entre todos, ni por ser el único, sino porque podría no estar y en su lugar solo habría un conjunto vacío. Lo que lo designa como: el Otro.

El Otro queda reducido a su función más simple, la de ser un conjunto que lleva el uno, significante necesario por ser aquel junto al cual se representará, del uno al Otro, el uno del sujeto.´

{1{1}} El Otro lleva al uno {1} Algo debe anunciar al sujeto antes de engancharse en el Otro. El sujeto quiere que su goce esté definido por el Otro. El “un Otro” necesita de un S₁.

1 (1, ᴓ), tenemos el primer uno: el sujeto encarnado en el uno; el segundo uno: “un Otro”; el conjunto vacío: el uno-en-más.

S₁: Representación de sujeto (1); S₂: Aparición del sujeto, el S₂ es el subconjunto (1, ᴓ); ᴓ: Significante del Otro inaugural S(A).

EL sujeto está encarnado en el uno, pasamos de la representación a lo encarnado.
1 (1, ᴓ) Este es el esquema de la definición lógica que Lacan da del Otro como conjunto vacío y de la indispensable absorción de un rasgo unario, el de la derecha, para que el sujeto, bajo forma de significante, pueda ser representado ante este rasgo unario.

¿De dónde vienen estos significantes “solos”? De ninguna parte, solo aparecen en este lugar retroactivamente (après-coup)  a partir de la repetición. El rasgo unario surge a posteriori en lugar de S₁.  El signo del conjunto vacío (ᴓ), es el enforma de A, todo lo que surja de la repetición, de la reproducción repetida de este enforma, es cada vez este mismo enforma, es el objeto a.

Cada intento de captura del goce, deja un resto, por eso se repite. Un resto velado por la repetición. Tenemos al S₂: (1, ᴓ), donde ᴓ es el enforma de a, dando vueltas al objeto. Cuando se produce el S₁, no está incluido en la repetición pero la comanda. Nos encontramos con el nombre del goce, con el nombre del síntoma.

Fdez Blanco nos plantea una última cuestión, ¿Cómo pensar la introducción del goce en el Otro? ¿Cómo pensarla de forma lógica? Lacan utiliza el apólogo del amo y el esclavo. Es en esta relación de riesgo y juego, en el hecho de que el amo disponga  del cuerpo del esclavo sin tener ningún poder sobre su goce, donde reside la función de a como plus-de-gozar. Podemos en este nivel, el del plus-de-gozar, asumir una génesis puramente lógica del a.

En toda la fenomenología del amo y del esclavo solo el esclavo es real. El amo necesita del esclavo. Si el esclavo muere ya no hay nada. Si el amo muere, el esclavo sigue siendo siempre esclavo. Nunca la muerte del amo liberó a los esclavos.

Tanto la histérica como el amo son simples, ponen al saber en el Otro. Donde el amo asume un riesgo de vida, la mujer arriesga, apuesta el goce. Pero este goce no es el suyo, que para ella es inaugural, distinto del que arriesga por ser la mujer del hombre, el que se satisface con el goce del hombre. El que se juega es el goce del hombre, al que la mujer se aferra. Por el lado amo tenemos impotencia, por el lado mujer (histérica) imposibilidad.

El obsesivo no se toma por el amo. Solo lo toma como ejemplo por su manera de escapar a la muerte. Además supone que el amo sabe lo que quiere y se sitúa en el momento anticipado de la muerte del amo, sin hacer nada.

En la dialéctica del amo y el esclavo siempre es el Otro el que sabe del goce.
¿Cuál es la finalidad de la cura psicoanalítica? Practicar el corte. El sujeto supuesto saber se separa de la estructura. Practicamos la interpretación que separa. Oponemos a la contratransferencia postfreudiana el corte lacaniano.

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