Lo que Lacan sabía
Vilma Coccoz
PRESENTACIÓN
Si Vilma Coccoz dio esta conferencia bajo el título de Lo que Lacan sabía para transmitirnos algo de lo que ella ha aprendido de la enseñanza de Lacan, me atreveré yo, a su vez, a decir algo de Lo que Vilma Coccoz sabe.
Vilma Coccoz sabe transmitir que el psicoanálisis no es un saber muerto, tampoco un bello saber para el deleite pero de escasa utilidad; es, por el contrario, una verdadera pragmática de una potencia tal que obliga a cada analista a preguntarse, cada vez, si su práctica está a la altura del discurso psicoanalítico que la orienta. Por eso, escuchar y leer a Vilma Coccoz mueve siempre al trabajo. Es, sin duda, lo que también produjo la enseñanza misma de Lacan.
Lo que Lacan sabía pone en juego, de entrada, a Lacan y al saber; dos términos que parecen conjugar muy bien porque tenemos una transferencia con Lacan. Si esta conferencia fue impartida y ahora puede ser leída, en este librito que está ahora en sus manos, es porque Lacan fue capaz de generar transferencia con “lo que sabía”. Su enseñanza genera, y seguirá generando, no sólo una suposición de saber, sino una transferencia de trabajo en toda la comunidad analítica. Producir una enseñanza, transmitirla, es ser capaz de generar efectos con lo que se sabe- sin elidir, eso sí, una relación con el no saber-; es, sencillamente, la transmisión de una palabra con valor de acto y no una simple palabra seductora e hipnotizante. El alcance de la enseñanza de Lacan es algo que todavía oteamos cuando trabajamos para poner al psicoanálisis a la altura de la subjetividad de nuestro tiempo. Y esto es así porque Lacan tenía la asombrosa capacidad de iluminar todo un campo de saber con una sola frase.
El trabajo de Vilma Coccoz pone de relieve que el saber del psicoanálisis y la práctica efectiva del psicoanalista acogen lo más singular del sujeto. El psicoanálisis es una pragmática que no ignora lo real como intenta hacer el saber y la práctica del experto, verdadera figura culmen de la estupidez de nuestro tiempo. Los expertos son el brazo armado, en el campo de la “Gestión del Conocimiento”, de la política de las cosas. Encarnan un saber muerto en manos de burócratas, muertos ellos también para el deseo. Vemos dibujarse aquí las antípodas del saber psicoanalítico, un saber vivo por y para el deseo, un saber que no puede ser otra cosa que subversivo para el discurso del amo actual, el discurso capitalista, y para la ideología de la evaluación.
Recuerdo con nitidez una frase de Vilma Coccoz en su labor de docente del Instituto del Campo Freudiano: “Cuando me pierdo, vuelvo a Freud”. Podemos estar seguros de al menos una cosa respecto a lo que Lacan sabía: supo leer a Freud como nadie ha sabido hacerlo; a Freud que abrió, nos abrió, el campo del psicoanálisis sabiendo extraer de su praxis con sus pacientes histéricas un saber no sabido hasta entonces. Esto es lo que supo Lacan, lo que supo Freud y lo que Vilma Coccoz sabe transmitirnos para, que en la época que nos ha tocado, sigamos en la apuesta decidida por un saber que no es cualquier saber, pero que está presto a ser sabido para cualquiera: es el saber del psicoanálisis.
Javier Cepero